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Perseverando

06.05.2017

De las personas que habían pasado por la casa de Lucía, había una que se destacaba por su belleza interior: Tiziana, una viejecita, profesora de música, que todos los jueves enseñaba canto a los niños que merendaban en el improvisado comedor de Lucía.

Una de las almitas que había pasado por la casa de Lucía era Isabel. La infelicidad parecía que la había atropellado, aunque ella se mostraba como una reina esperando que sus súbditos cumplieran todos sus caprichos. Subida a unos tacos de quince centímetros, no caminaba, desfilaba. Una coraza, como la de Laura, "que al comienzo, al menos a mí, me...

Entre los pases mágicos y los remedios caseros de Teresa; los presentimientos y fantasmas de Clara y los demonios de El descanso había diferencias.

Para enfermar

03.05.2017

Al levantar la vista del tejido, Clara vio que llegaba una camioneta a la tranquera de la estancia El descanso, a unos doscientos metros más abajo de su casa y pensó: "¿qué será del viejo Morrison? ¡Ése sí que sabe de fantasmas!"

Para curar

02.05.2017

"Mamá se burlaba de mis visiones pero ella también formaba parte de las hechiceras de la familia", pensó Clara.

Con presencias

01.05.2017

"¿Habrá sido del más allá aquella figura que se me apareció en casa?", recordó Clara, retomando su labor.

"Qué diferente fue la vida de tía Gloria y tía Titina", reflexionó Clara mientras controlaba el serpentear de la trenza de su tejido a pesar de la escasa luz que iluminaba su terraza.

Lo admirable

29.04.2017

Fina como Esperanza era Juana, "la mujer de la sonrisa eterna", como solía llamarla el esposo de Alba. Así se la veía siempre a la mujer de un primo de Teresa. Con una sonrisa dibujada como rodaja de sandía en una cara blanquísima, de cutis terso y frágil como una crisálida, porte elegante, zapatos de tacón hasta para cocinar y...

"Divertirse es otra cosa", pensó la anciana y se dibujaron en sus recuerdos los amigos más alegres de sus padres: don Benito y doña Esperanza. Y no es que no tuvieran tristezas para contar. En España abandonaron hasta el peine, cuando la guerra civil les había incrustado en el alma el miedo a terminar enterrados en una barranca, en...

"Tristeza imborrable fue en cambio el festejo de fin de año en la casa de aquellos amigos de Horacio", recordó la anciana.

"El humor de esos inmigrantes debe haber sido el recurso más barato para seguir adelante, vivir", pensó Clara y a su memoria se sumó la imagen de Ernesto Cacciatore, un vecino de la casa de su infancia. Don Cacciatore estaba muy lejos de la imagen de la vendetta con la que se caracteriza a los sicilianos. De ojos...

"Parece que las tristezas refuerzan el carácter", reflexionó Clara y al recuerdo acudió el bisabuelo de Isolda, su amiga y confidente de muchas etapas difíciles de su vida.